Las personas con discapacidad y su familia, nos enfrentamos no sólo al shock emocional (1) de ¿Qué vamos a hacer ahora?  ¿A dónde pedimos orientación?  ¿Porqué a nosotros?  ¿Qué se hizo mal?   ¿Qué pasó? ¿Cómo lo va a tomar el resto de la familia, nuestras amistades…nos van aceptar o nos rechazarán?,  sino también el aspecto económico (2).  El tener una persona con discapacidad eleva todo al cuadrado, con ellos todo es “especial”  “diferente” y obviamente así es el costo. Porque con ellos se requiere médicos especialistas  (neurólogo, traumatólogo, ortopedista, endocrinólogo,  psicólogo, nutriólogo, genetista, odontólogo, etc ), medicamento controlado,   alimentación por sonda,  los implementos de higiene : pañales, toallitas, cotonetes, pomada anti-rozaduras, guantes y  tapetes protectores  -son por siempre en la vida-, para niños con PCI.  Y se va incrementando el costo conforme va creciendo el niño (a).  En el caso de los adultos mayores es algo parecida la problemática y comparten algo en común al 100:  la infraestructura inadecuada de la ciudad (3) la cual te hace estar molestando a Dios nuestro señor a cada rato   !Hay, Dios Mío! !Dios mío, ayúdanos! :  El semáforo cambia de luz antes de que logres cruzar con los abuelitos (as)  y si no los llevas bien sujetos, se pueden caer con cualquier grieta del pavimento. A menos que los lleves en silla de ruedas y si es así los baches, los desniveles, los hoyos, las banquetas reducidas, el ir esquivando las pí y po’ de perros   o si te sale uno que anda “suelto” o “callejero” y es agresivo, se te deja ir a la silla…todo esto  convierten la salida en una carrera de obstáculos que vas librando a cada paso. Ya que se pueden “voltear” las sillas y caerse el adulto mayor o la persona con discapacidad que llevas o tantito peor  !caerse juntos,  incluyendo el chofer de la silla!. !Es un verdadero viacrucis! salir con alguien con movilidad reducida o discapacidad …   ¿No tienen derechos ó alguien que vea por ellos y los haga cumplir?  ¿Deben resignarse a estar siempre en 4 paredes?.

Pero además de lo anterior,  te enfrentas a otra gran barrera:  La insensibilidad de las personas y las autoridades.(4) 

Entiendo perfectamente la postura de las personas que son indiferentes…mientras no tienes a una persona con discapacidad en tu familia nuclear  !no lo vas a entender!.  Necesitas un corazón comprensivo generoso, amable,  compasivo, empático  !noble, pues!  Para comprender la magnitud del sufrimiento que se padece, ponerse en sus zapatos y actuar en consecuencia. Si la persona es indiferente   al dolor ajeno, se entiende y se respeta esa actitud.  Por éso hay quien usa los espacios azules sin tener discapacidad o traer a alguien con discapacidad en su vehículo.  Hace cara de “asquito” si ve un niño con PCI que no puede evitar que escurra la saliva, o cuando les miran con desprecio, escaneándoles de arriba-abajo y de un lado a otro.  En mi caso, me duele en el alma, pero -insisto-  lo entiendo;   me hago que no veo y sigo en lo mío.  “A otra cosa, mariposa!!”

Sin embargo, nuestras autoridades sí están obligadas  -por ley-  a tomar en sus manos este tema. No  pueden mirar a otro lado y hacerse ”la vista gorda”.  Este tema es motivo de inclusión en las Políticas Públicas, arremangarse y ponerse a trabajar.

según los datos del INEGI 2023  así estamos en Cd Juárez:

¿Ud que piensa de este tema? ¿Conoce a alguien con discapacidad? ¿Qué problemas ve que enfrenta? ¿Qué ideas tiene para facilitarles la vida? . En caso de que Ud desee convivir con una Familia de Angelitos, puede contactarnos a través de WhatsApp al (656) 300-80-37 ó al correo angelitosjrz@gmail.com